La brecha entre saber y hacer que frena tu vida y tu liderazgo
La mayoría de las personas no necesitan más información; necesitan transformar la manera en la que se relacionan con lo que ya saben. Ahí entra el Coaching Humanista: no te dice qué hacer, te acompaña a entender por qué no lo haces y a cambiar desde adentro.
La historia de alguien que “ya sabe”
Imagina a Laura.
- Sabe que necesita moverse más y cuidar su salud.
- Sabe que debe poner límites en el trabajo.
- Sabe que tiene que hablar con esa persona de su equipo que está desconectada.
- Sabe que debería dejar de revisar el correo a las 11 de la noche.
Si le preguntas, te puede dar una lista clara de lo que “tiene que hacer”. El problema no es el saber.
El problema es que no lo hace.
Cada domingo se promete: “Esta semana sí”. Cada viernes se siente culpable porque casi nada cambió. Y el ciclo se repite: intención → excusas → frustración → más autoexigencia.
¿Te suena familiar?
“Las personas saben qué tienen que hacer, el tema es que no lo hacen.”
Aplica para todo:
- Para esa conversación difícil que sigues postergando.
- Para ese hábito que dices que vas a comenzar “el lunes”.
- Para esa decisión que sabes que debes tomar, pero sigues alargando.
- Para esos pensamientos que te dices y sabes que no te ayudan… y aun así los repites.
No es falta de inteligencia. No es falta de formación. Muchas veces es miedo, incoherencia interna y falta de acompañamiento.
¿Por qué no hacemos lo que sabemos que nos haría bien?
Hay muchas respuestas, pero en Cromática Coaching vemos cinco muy seguido:
1. Miedo al cambio (aunque el cambio sea positivo)
Cambiar implica perder algo: comodidad, control, una identidad vieja. Aunque la situación actual no te guste, al menos te es conocida. Eso a la mente le da cierta sensación de seguridad.
“¿Y si lo intento y fallo? ¿Y si no soy capaz? ¿Y si pierdo lo que tengo?”
2. Diálogo interno que sabotea
Sabes qué hacer, pero aparece la voz interna que dice:
- “No eres constante.”
- “Siempre abandonas.”
- “No vale la pena, igual no te van a reconocer.”
- “¿Para qué cambiar si los demás siguen igual?”
Esa voz no solo desanima; mina tu confianza antes de empezar.
3. Falta de estructura y acompañamiento
Saber qué hacer no es lo mismo que saber cómo hacerlo.
- No hay un plan.
- No hay pasos pequeños.
- No hay alguien que te ayude a mirar el proceso cuando te pierdes.
Entonces la meta se siente enorme… y te paralizas.
4. Incoherencia entre lo que deseas y lo que crees de ti
Quieres ser un líder valiente, pero crees internamente que “no eres tan bueno”. Quieres tener un estilo de vida saludable, pero en el fondo crees que “no tienes disciplina”.
Cuando tu deseo va en una dirección y tus creencias en otra, gana la creencia.
5. Beneficios ocultos de no cambiar
Aunque duela, a veces hay un “beneficio silencioso” de mantenerte igual:
- Si no decides, nadie puede culparte.
- Si no hablas, no generas conflicto.
- Si no lideras distinto, no arriesgas tu lugar.
Ese “beneficio” te da alivio momentáneo… a costa de tu crecimiento.
En el liderazgo, la brecha entre saber y hacer se nota aún más
La mayoría de líderes ya saben cosas como:
- “Tengo que dar feedback más seguido.”
- “Debo delegar mejor.”
- “Tengo que escuchar más al equipo.”
- “Necesito cuidar mi salud mental.”
El tema es que no lo hacen de manera consistente. Y la consecuencia se ve en:
- Equipos confundidos.
- Gente talentosa que se va sin decir mucho.
- Reuniones llenas de reportes y vacías de conversaciones reales.
- Líderes agotados, en piloto automático.
La organización paga el precio. La persona detrás del rol también.
Te dejamos un ejercicio para hacerte cargo (sin castigarte)
Toma papel y algo para escribir. Este ejercicio es simple, pero si lo haces con honestidad, puede ser muy potente.
Paso 1: Haz tu lista de “ya sé”
Escribe tres cosas que sabes que necesitas hacer y que llevas tiempo postergando. No diez, solo tres. Ejemplos:
- “Hablar con X sobre su rendimiento.”
- “Definir un horario límite para dejar de trabajar.”
- “Empezar el proceso para formarme.”
- “Pedir ayuda en este proyecto.”
Paso 2: Pregunta honesta
Al lado de cada ítem, responde:
- ¿Qué es lo que realmente me detiene?
- ¿Qué estoy evitando sentir o enfrentar?
Sé brutalmente sincero contigo. Nadie más lo va a leer.
Paso 3: Redefine tu rol
Para cada punto, escribe:
“Si actuara como protagonista y no como víctima en esto, el siguiente paso sería…”
No pienses en el plan perfecto. Solo el siguiente paso pequeño que esté bajo tu control.
Ejemplo: “Hablar con X sobre su rendimiento” → “Agendar una reunión de 30 minutos esta semana y preparar 3 hechos concretos.”
Paso 4: Compromiso concreto
Elige uno de los tres y responde:
- ¿Cuándo lo vas a hacer? (fecha y hora)
- ¿Qué necesitas para que suceda?
- ¿A quién podrías contarle tu compromiso para que te acompañe?
No se trata de cambiar toda tu vida hoy, sino de empezar a cerrar la brecha entre lo que sabes y lo que haces.
- Sabes que podrías estar mejor, pero no terminas de avanzar.
- Sientes que repites patrones: en tus relaciones, en tu trabajo, contigo mismo.
- Te cansas de prometerte cosas que luego no cumples.
No es que “no sepas”. Es que nadie te enseñó a:
- trabajar con tu miedo,
- revisar tus creencias,
- diseñar pequeños pasos sostenibles,
- sostener conversaciones internas y externas de verdad,
- acompañarte con compasión y firmeza a la vez.
Si eso no cambia, la vida se vuelve una lista de “debería” y “algún día”. El liderazgo se siente pesado. Los hábitos van y vienen. Los pensamientos limitantes siguen mandando.
Te vas desconectando de tu propio poder. Y quizás, sin darte cuenta, empiezas a creer que “eres así”.
¿Dónde entra el Coaching Humanista en todo esto?
El Coaching Humanista no es un curso de motivación ni una receta rápida. Es un proceso que te acompaña a:
- entender por qué no haces lo que sabes,
- mirar tus miedos sin juicios,
- revisar las creencias que te frenan,
- diseñar acciones alineadas a tu propósito,
- sostenerte cuando aparece la tentación de abandonar,
- convertir la intención en hábitos reales y sostenibles.
En la Certificación en Coaching Humanista Organizacional que ofrecemos en Cromática Coaching, no solo aprendes a aplicar esto en ti, sino también a acompañar a otros:
- líderes,
- equipos,
- personas que quieren dejar atrás la teoría y pasar a la acción consciente.
No se trata de que alguien te diga qué hacer. Se trata de aprender a caminar distinto, con herramientas, método y humanidad.
Si has sentido muchas veces que:
- “ya sabes lo que tienes que hacer”, pero no lo haces,
- repites excusas que ni a ti te convencen,
- quieres otra forma de liderar y de vivir, más coherente y más humana…
entonces quizás no necesitas más información, sino otra forma de acompañarte.
Y ahí es donde esta formación puede marcar una diferencia enorme.
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Porque el mundo necesita más líderes que sepan escuchar, preguntar, sostener y transformar.
Y ese líder, perfectamente, puedes ser tú.