La semana pasada tuve una conversación que me dejó pensando durante días.

Estaba hablando con un líder que aprecio mucho. Un hombre serio, responsable, de esos que cargan más peso del que dicen. En medio del café me dice:

—“Patty, necesito mejorar mis habilidades para gestionar a mi equipo… pero no quiero certificarme como coach. Yo no me quiero dedicar a eso.”

Me reí un poco, no de él… sino del déjàvu.

Lo he escuchado tantas veces.

Así que le respondí:

—“¿Quién te dijo que una certificación es solo para quien quiere ser coach?”

Él se quedó callado.

Me miró con cara de “¿es en serio?”

Y ahí comenzó una de esas conversaciones que uno quisiera que escucharan todos los líderes.

“¿Entonces… para qué sirve?”

Respiró profundo y me dijo:

—“Patty, siendo honesto… siempre he creído que eso del coaching es para psicólogos o para gente que quiere montar una consulta. Yo necesito herramientas prácticas para el día a día, no cambiar de profesión.”

Y ahí le respondí lo que te respondería también a ti:

—“El coaching no es una profesión, es una forma de liderar.”

—“¿Cómo así?”, me dijo.

Y le conté:

Una certificación no te convierte necesariamente en coach. Te convierte en un líder más consciente, más sereno y más humano.

Te enseña a:

Escuchar sin interrupciones internas.

Preguntar antes de asumir.

Acompañar cambios, no imponerlos.

Leer la emocionalidad de tu equipo.

Tener conversaciones difíciles sin perder la relación.

Delegar desde la confianza y no desde el miedo.

Gestionar tus propias reacciones.

Y entender qué hay detrás de los comportamientos de tu gente.

No es teoría.

Es vida real.

Es liderazgo real.

Él solo movía la cabeza… como quien empieza a ver una puerta que antes no sabía que existía.

“Entonces… ¿no es solo para psicólogos?”

Sonreí y le dije:

—“No. Es para líderes. Para personas que trabajan con personas. Para quien quiere construir equipos más sanos, más autónomos, más conscientes.”

Y ahí soltó una frase que me encantó:

—“Entonces, Patty… ¿todo este tiempo estuve mirando para el lado equivocado?”

Quizá sí. O quizá simplemente nadie se lo había explicado así.

“¿Y tú crees que esto realmente me sirva?” me preguntó y me dió pie para contarle historias reales de líderes que han pasado por la certificación.

Personas que no querían dedicarse al coaching.

Personas que solo necesitaban herramientas.

Personas que llegaron con miedo, con cansancio, con frustración…

Y que salieron diciendo:

“Ahora entiendo a mi equipo de otra manera.”

“Tengo conversaciones más sanas.”

“Siento menos ansiedad para gestionar cambios.”

“Mi liderazgo se volvió más humano y más efectivo.”

Me miró y me dijo algo muy honesto: —“Si eso me ayuda a dormir más tranquilo, es justo lo que estaba buscando.”

Y ahí entendí que, en el fondo, todos buscamos lo mismo:

Liderar sin sentir que cargamos el mundo solos.

Por eso te lo cuento hoy

Porque quizá tú también eres líder.

Y quizá también crees que una certificación en coaching es “para otros”.

Pero no.

Es para ti. Para tu equipo. Para tu bienestar. Para tu manera de relacionarte.

Para que liderar deje de sentirse como sobrevivir.

Nuestra Certificación en Coaching Humanista Organizacional está diseñada justo para eso.

Para que tengas herramientas reales.

Para que lideres con más conciencia.

Para que te relaciones desde un lugar más humano.

Para que puedas acompañar procesos sin perderte a ti.

Si esta conversación también te resonó, podemos tener la tuya. Estoy aquí para contarte cómo este proceso puede transformar tu forma de liderar.

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