El Coaching llega a nosotros en el momento en que debe llegar, no antes, no después…

De lo que sí estoy segura es que llega para cambiar nuestras vidas. Quienes vivimos un proceso de Coaching, podemos sin duda, hablar de todos los beneficios que nos trae, sin embargo el mayor beneficio es el poder tener herramientas construidas y descubiertas por nosotros mismos para alcanzar nuestro mayor potencial.

Para creer en nosotros
Para mejorar nuestra presencia
Para mejorar nuestra escucha
Para desarrollar nuestra Inteligencia Emocional
Para saber y reconocer que todas esas emociones que tenemos no son buenas ni malas, sino que están ahí y hacen parte de nosotros
Para amarnos mas
Para cuidarnos más

Y entonces, ¿para qué estudiar Coaching? Para que todos estos recursos que encontramos en nosotros, los podamos poner al servicio de los demás… apoyando el crecimiento de quienes nos rodean, apoyando sus procesos, creyendo en su potencial y así contribuir a una mejor sociedad.

No es magia, los resultados dependen de cada uno de nosotros. De qué tanto queramos llegar a nuestra esencia y encontrar respuestas que sabemos que tenemos pero que en ocasiones, necesitamos a alguien que nos “alumbre” y las podamos ver. 

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